











Ver a Dios en sueños , el Dios al que venere cada uno, no es muy frecuente, pero cuando se produce, y siempre que se vea de tal divinidad la mejor de sus caras, suele significar que se está alcanzando la paz interior y la felicidad de espíritu.
Este tipo de sueños, por otra parte, es más propio de personas muy religiosas que viven su fe y practican los ritos que su religión tiene establecidos. Al sentirse en contacto permanente con Dios ansían verlo y sentirlo de alguna manera, y los sueños son una puerta abierta a mundos que trascienden la materia.
Por otra parte, puede ocurrir que se sueñe con Dios, como representación de un ser superior a todos los hombres que controla que se porten bien, como consecuencia de la sensación de que no estamos actuando correctamente. Aquí es realmente nuestra conciencia la que nos mira escudriñándonos, pues sabe que no estamos haciendo lo que deberíamos y que intentamos pasarlo por alto. Es muy importante intentar recordar que sentimientos nos embargaban en ese viaje onírico.
Si nuestra experiencia nocturna se produce en presencia de un Dios terriblemente enojado, el cual pretende destruirnos a nosotros o al mundo que nos rodea, y así lo aceptamos sumisos, es que estamos asumiendo los males que nos llegan como parte de un futuro estructurado e inevitable y no luchamos por mejorar la situación.
Nuestro camino no está marcado, lo hacemos día a día. No dejes que las circunstancias exteriores te puedan. No esperes que una fuerza divina venga a liberarte. Tus pies son los que marcan tus pasos, y tu destino.