San Pancracio nació en Frigia a finales del siglo III, por entonces provincia romana, en un hogar noble. Pero quiso la mala suerte que, siendo aún muy jovencito, con tan sólo diez años, se quedara huérfano de padre y tuviera que emprender el camino de su educación con su tío Dioniso en Roma, lejos de su hogar familiar.
Allí entró en contacto con el cristianismo y quedó impresionado con sus leyes y capacidad para la fe de sus seguidores. Fue tal la devoción que experimentó por la vida de Jesucristo que un buen día decidió bautizarse y así estar más cerca de él.
Pero ocurrió que el por entonces emperador de Roma Diocleciano lanzó un edicto que buscaba terminar con el cristianismo que tanta inquietud causaba entre los ciudadanos que no lo practicaban. Fue entonces cuando descubrieron a Pancracio que, con tan sólo catorce años, fue decapitado en la llamada Vía Aurelia el 12 de mayo de del año 305. Es precisamente en esta fecha en la que se celebra el día de San Pancracio.
San Pancracio es venerado por aquellos que necesitan mejorar tanto su salud como su trabajo, incluyendo las mejoras en cuestiones económicas. Dicen que también protege de la migraña y de los falsos testimonios. Además, es abogado de los inocentes y de todos aquellos que se esfuerzan en ser fieles a sus principios religiosos.
Si quieres encomendarte a este San Pancracio aquí tienes la oración que te puede ser de gran ayuda:
«San Pancracio glorioso,
alcanzadme de Dios trabajo honrado
y suficiente para todas las necesidades de esta vida temporal.
Os pido salud y fuerza para cumplir con mi trabajo
A través de él confío alcanzar la gloria eterna. Amen«.
Según reza la tradición popular hay que además poner junto a su imagen una ramita de perejil. Esto nos permitirá así honrarlo adecuadamente y obtener su bendición.