A fines del siglo XIX el folclorista Charles G. Leland escribió sobre grupos de mujeres de toda Italia, conocidas como las stregas es decir, “brujas”, que aún veneraban a la Diosa Diana o “Diosa de la luna” que en estos grupos de italianas se consideraba también como; "La Reina de las brujas”.
Su hermano, que en la mitología Griega clásica era Apolo, en ésta tradición es llamado Lucifer, que sin referencias a conceptos cristianos, significa “portador de luz”, así cuenta la leyenda, que Lucifer quiso en engañar a Diana para concebir un hijo con ella, pero Diana para evitarlo entonces toma la forma de un gato, brindándole entonces a éste animalito, una condición o simbolismo especial en los ámbitos del esoterismo y las creencias.
Pero mucho más allá de éstas versiones o historias mitológicas, son tantas que diversifican los conceptos, terminando en un halo de superstición, que en este caso es el famoso “Gato Negro”, quien las recibe, generando a su alrededor una fama que siembra temor en los creyentes.
Así algunos grupos especialmente en los países del sur de Europa tienden a asociar a los gatos negros con la mala suerte, pero otros países, como en el caso de Inglaterra, por el contrario lo asocian con la buena suerte, entonces…
Por otro lado y ahondando en la historia, nos encontramos con lo sucedido en la Edad Media, cuando la iglesia ordenó las quemas en masa de gatos, por asociarlos a la superstición de la brujería, dando un resultado muy desgraciado para la época, ya que después de ésta acción la proliferación de las ratas fue exponencial, dando lugar posteriormente a la “Peste Negra”, que asoló y diezmó a Europa, la pregunta es, ¿eran tan malos los gatos? o ¿son tan buenas las supersticiones?…
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