Aunque en un primer vistazo nos parezcan simples símbolos sin significado, detrás de cada runa podemos encontrar diferentes ideas o conceptos que revolucionan nuestra forma de entender y ver la vida.
Cada símbolo rúnico representa una idea o concepto que está relacionado con el hombre y nos ofrece una información, cuando las interpretamos, que está relacionada con nuestro propio yo individual; con el yo en sí de cada persona.
A través de ellas podemos llegar a encontrar consejos, advertencias que nos ayuden a ser fuertes ante las contrariedades y a desplazarnos mejor aquellas situaciones de nuestra vida presente para que nada nos llegue a sorprender, o, incluso, ¿por qué no? causar dolor al no esperarlo.
En la actualidad, se utilizan como oráculo personal buscando en ellas esa alternativa que desconocemos para todos los acontecimientos de nuestra vida, pues, al consultar las runas, es preciso indicar que nadie nos está leyendo el futuro y nada es definitivo porque las respuestas se encuentran en nosotros mismos.
Sus símbolos nos advierten y aconsejan, pero nunca sentencian, dado que nos ofrecen la opción de cambiar el curso de los acontecimientos a voluntad porque las respuestas que encontramos sobre alguna cuestión en particular es rápida, sencilla y nos da una visión de los momentos actuales ofreciéndonos la oportunidad de sacar conclusiones y de cambiar lo que no nos guste, y de actuar de forma responsable y adecuada sobre ello.
Las runas nos hablan de nosotros mismos, y es por ello que se puede afirmar que constituyen un oráculo personal, una mirada al interior de uno mismo con el fin de conocernos mejor. Son el puente que nos va a unir con nuestra parte más íntima.